El Estado se encontraba en crisis fiscal pues
no había logrado cubrir los gastos que se habían generado desde las batallas de
la independencia. En esas condiciones, ni el Estado ni los capitalistas
nacionales podían competir con las compañías europeas y estadounidenses en la
inversión que significaba la explotación del guano. El predominio de
extranjeros y la ausencia de inversionistas peruanos fueron cuestionados en la
década de 1850 por el Congreso, que decidió que no se firmasen nuevos contratos
si no se incluía a capitalistas nacionales. Así, los extranjeros formaron
empresas mixtas, pero sin permitir que la participación nacional los
sobrepasara.
EL GUANO Y LAS INVERSIONES EN EL PERÚ
Los ingresos del guano generaron
una "prosperidad falaz", porque no trajeron un desarrollo inmediato
para el Perú. No obstante, los investigadores señalan que el haber
destinado los recursos guaneros al pago de la burocracia permitió el
fortalecimiento del Estado, lo que no había ocurrido
desde la época de las reformas borbónicas un siglo antes. Así, cuando los recursos
del guano llegaron a su fin hacia la década de 1870, el Estado había
extendido su presencia de manera más efectiva a gran parte del territorio
peruano, labor que fue continuada por Manuel Prado en
el periodo de 1872 a 1876.
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